La escuela es el segundo hogar

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Educación con amor
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viernes, 17 de septiembre de 2010

¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?

Jesús dijo que había que amar al enemigo, pero nunca sugirió que teníamos que vivir con él o ser su pareja. Inteligencia espiritual o emocional, que más da, tenía razón. Amar saludablemente no implica que debamos justificar ante el otro cada uno de nuestros comportamientos.
¿Eres capaz de vivir bajo la vigilancia y observación de tu pareja como si fueras una persona potencialmente desleal o traicionera? Ni el matrimonio o la convivencia es un arresto domiciliario santificado por el amor, ni el noviazgo un examen de idoneidad moral.
El paranoico es experto en celar, custodiar, acechar, espiar y emboscar a su pareja. Para algunos, esta actitud enfermiza es síntoma de una enfermedad.
Imaginémonos el siguiente diálogo, durante un enganche virtual motivado por una desconfianza empática:
ÉL: La gente es una porquería...
ELLA: No sé si tanto, pero no es de fiar.
ÉL: ¡Eso! ¡Veo que eres de mi bando!
ELLA: Puede ser...Y ¿Cuál es tu bando?
ÉL: No bajar la guardia, estar alerta, no se puede confiar en los demás. Basta con leer los periódicos para saber lo que pasa...
ELLA: En eso estamos de acuerdo. Yo soy muy cuidadosa, por eso no caigo fácil...
ÉL: Yo soy igual.
ELLA: ¿Confias en alguien?
ÉL: En mi mamá.... a veces, ¿Y tú?
ELLA: En mi papá... cuando se puede...
ÉL: ¿Confias en mi?
ELLA: ¡Te acabo de conocer! ¿Acaso tú confias en mi?
ÉL: ¡Te acabo de conocer!
ELLA: No creo que pudiera llegar a confiar en un hombre....
ÉL: Me pasa lo mismo con las mujeres....
ELLA: Somos muy parecidos...
ÉL: ¿Salimos mañana?
ELLA: Me encantaría.
El estilo paranoico se regodea en la memoria de eventos negativos, extrae conclusiones absurdas y luego censura sin piedad. Para la gente muy celosa y rencorosa, el tiempo no limpia las heridas, las exacerba y las mantiene abiertas. Veamos algunos comportamientos que definen esta actitud:
  • Evitar tomar iniciativas para no alimentar suspicacias.
  • Evitar las críticas o ocualquier tipo de cuestionamiento a la pareja, así sean mínimos y justificados. El paranoico verá allí el origen de una conspiración contra su integridad personal y reaccionará con hostilidad y recelo.
  • Evitar las peleas o discusiones, ya que cualquier alegato quedará grabado a fuego en su memoria y la sacará permanentemente a flote como "prueba" a su favor.
  • Hay que ser muy claro y específico con cada cosa que se diga y haga para evitar "malos entendidos".
  • Para evitar los celos, es mejor tener solamente uno o dos amigos o amigas (aceptadas por el paranoico), salir poco, reportarse con frecuencia y limitar la libertad.
  • Manifestarles continuas muestras de respeto y lealtad.
  • Brindarles toda la información cuando la pidan.
  • Aprender a manejar sus crisis de ansiedad, que serán muchas e intensas.
  • No tomar la iniciativa en cuestiones sexuales porque los asaltará la duda.

SUFRIMIENTO CONFIRMATORIO: "Necesito que me celes y sufras por mí, para sentir que tu amor es verdadero"

Las personas que han estado afectivamente solas por mucho tiempo y finalmente encuentran una pareja que vale la pena saben que una de las mayores satisfaciones es sentir que ahora son dos para transitar la vida. La reconfortante y bella idea del compañero o compañera no parece existir en el sujeto paranoico. Su visión en túnel no le permita procesar el amor y la amistad que su pareja le ofrece. No hay compinches, sólo atacantes potenciales.

Se debe reconocer que algunos sujetos paranoicos logran algunos cambios con ayuda profesional. Sin embargo, estas mejorías no suelen generalizarse a la vida afectiva, porque la desconfianza básica como estilo de vida es muy difícil de erradicar. Si no hay confianza, una buena relación se hace imposible. Parecería que no importa cómo la presentemos, la desconfianza injusta y no fundamentada siempre afecta al sindicado; algo se resquebraja cuando la persona que dice amarte pone en duda tu honestidad. ¿Qué negociar entonces? Depende de cada quien: de cuánto amor sientas, de tus principios y valores, de cómo concibas la relación y, sobre todo, cuánto peso le otorgas a la "confianza interpersonal" Tú decides.




*NOTA DE REDACCIÓN: Tomado del libro del Autor WALTER RISO, titulado "AMORES ALTAMENTE PELIGROSOS" Editorial GRUPO NORMA. Edic.2008 Bogotá.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Un día como hoy, cumpliríamos un mes más como novios, te sigo amando

Amor, la noche estaba trágica y sollozante
cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, tu forma fue una mancha de luz y de blancura.
Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura,
y descansó en mi almohada tu cabeza fragante;
me encantó tu descaro y adoré tu locura.
Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas;
y si tú duermes, duermo como un perro a tus plantas.
Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor a primavera;
y tiemblo si tu mano se acerca a los cerrojos
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreció en mi vida tu boca tempranera.

*-Delmira Agustini-



¿Qué pasó con la ilusión de esa persona?

Al principio, todo transcurre con absoluta normalidad. El primer encuentro está cargado con la magia y la química del amor. Hay un sentimiento mutuo de felicidad plena y de emociones compartidas que hacen pensar que el sueño tan anhelado se ha convertido en una realidad tangible. Pero esa persona, ya sea hombre o mujer, tiene dentro de sí algo que está profundamente arraigado y es la convicción de que nadie será capaz de quererlo y aceptarlo tal cual es. Esa duda opera como un gran espacio de arenas movedizas y lo incitará a destruir la relación. ¿De qué manera?
Suele ocurrir que, en el punto más alto de una buena relación y sin justificación alguna, él o ella comienzan a decir a su pareja qu eno son los suficientemente buenos para ella o para él, y que mejor toman distancia. El mecanismo entonces se pone en marcha, y se reiteran una y otra vez los mismos conceptos hasta que finalmente su pareja se convence de que son ciertos.
La manipulación y la proyección de los sentimientos de culpa también son utilizados subrepticiamente para terminar abrupta y de forma definitiva una relación. La suma de todo este arsenal de misiles de alto poder destructivo cumple con su misión, y su pareja termina por abandonar el proyecto de amor.
Una vez que esto sucede, la persona se siente destruida, deprimida, arrasada por la tristeza. La ruptura, que esa misma persona ha promovido, le da la razón para sentirse así. "EL AMOR NO ES PARA MÍ", se dice una y otra vez y de esa forma justifica su desazón.

Pero también existe la posibilidad de que la pareja soporte estoicamente la andanada de mensajes que intentan alejarlo de su amor. Quizás él o ella tengan un arsenal de argumentos para continuar al lado de la otra persona a cualquier precio. Y cuanto más lo ama, mayor es el conflicto que se genera en quien tiene una baja autoestima, y entonces necesita un atajo para escapar. Tarde o temprano lo encuentra y resuelve que ya no está enamorado de su pareja, o cree estar enamorado de otra persona. En realidad da lo mismo cuál sea la excusa, pues el objetivo final es volver a estar solo o sola, para recomenzar este círculo perverso que culmina siempre en un fracaso. Esto tiene que ver mucho con la autoestima.
Ya que puede también suceder que una mujer inicie una relación con un hombre creyendo que en realidad ese hombre al que ha elegido no pudo haberse fijado en ella y destacarla entre las otras mujeres que tenía a su disposición en el entorno. Junto con esa actitud autodevaluatoria, la mujer necesita recibir amor, pero siempre buscará el camino para sentirse defraudada. Los celos, los comentarios sobre mujeres más actractivas que ella, el desafío a que su pareja se involucre con otras mujeres alegando que a ella no le importaría, finalmente consigue que el hombre se relacione con alguien más. Claro que el doble mensaje existe siempre; primero le dice al hombre que no le importa que se involucre con una tercera, pero, cuando esto sucede, sufre intensamente. A pesar del sufrimiento, sin embargo, ha logrado su objetivo: confirmar su minusvalía que siente frente al mundo y su falta de autoestima.

Finalmente, tener un autoconcepto negativo y no darnos cuenta de ello a tiempo y manejar ideas que nos tienden trampas en forma reiterada, nos vuelve prisioneros de nuestras propias debilidades. Solo cuando trabajemos sobre el concepto de autoestima y corramos el velo que cubre estos pensamientos destructivos, seremos capaces de cambiar el rumbo y seremos conscientes de que el cambio de conducta se impone para aspirar al bienestar y a la felicidad.

Lima, Magdalena 12 setiembre 2010.

Para compartir una vida con alegría, el hombre y la mujer deben sentirse libre para reconocer sus sentimientos y establecer una comunicación verbal y no verbal que posibilite que la magia del encuentro inicial se continúe a través del tiempo. Quizás la llave de la mutua comprensión y el antídoto contra los conflictos sea la buena comunicación.
Ya que encerrarse en uno mismo y construir un muro de silencio es el primer paso hacia una lenta y segura destrucción de lo que cuidadosamente fuimos modelando, con el más de los sentimientos, a través del tiempo. Es el primer paso para transformarnos en seres extraños: si a los ojos de los demás seguimos siendo iguales, en lo más profundo de nuestro ser ya no somos los mismos, porque dejamos de sentir esa conexión que motiva que el amor sea algo que únicamente puede vivirse de a dos. Existen muchas razones para que dos personas que se aman vayan distanciándose. El malestar profundo que esto causa lleva a preguntas inevitables: ¿Qué pasó? ¿Porqué esa persona que hasta ayer representaba todo lo que necesitábamos para sentirnos contenidos afectivamente, hoy se ha convertido en un ser extraño, sin que lleguemos a comprender claramente los motivos?
Solo si actuamos con inteligencia, solo si el amor aún está presente y la admiración por nuestra pareja se mantiene, existirán posibilidades reales de salvar una relación que se ve amenzada no tanto por los problemas externos, sino por la incapacidad de cada uno para saber qué es importante y qué no lo es.